Mi cónyuge me engañaba para disfrazarme para cenar, pero lo que realmente quería era follarme. Se entregaba a una charla sucia y me tomaba duro, disfrutando de mi culo y mis pequeñas tetas.
Me quedé completamente sorprendida cuando a mi cónyuge se le ocurrió la idea de que me vestí en la cena para su placer sexual.Debo admitir, no todos los días que recibo una propuesta tan morbosa de mi esposo.Entonces, decidí complacer y ponerme un vestido lindo, tacones y joyas, todo mientras me tomaba unas fotos traviesas.Una vez que terminó con su charla sucia, nos pusimos manos a la obra.Me quitó el vestido y comenzó a desnudarme, dejando al descubierto mi bonito cuerpecito.Mientras me acostaba en la cama, comenzó a besarme apasionadamente, haciéndome sentir que era la chica más afortunada del mundo.Luego pasó a desnudarse y comenzó a follarme, sin dejar dudas sobre su amor por mí.Mientra que continuaba cogiéndome, no pude evitar gemidos de placer, especialmente cuando él me estaba golpeando el culo justo justo como derecho.